28 de julio de 2004. Sala Artépolis. Madrid.
Hay veces que no sé cómo valorar los conciertos. ¿Por la asistencia de público? ¿por su respuesta? ¿por nuestras habilidades sobre las tablas? Quizá poniendo puntos a cada apartado y obteniendo luego la media...
El caso es que, cuatro días después de nuestro debut en taquilla, repetimos escenario. Como ya conocíamos las medidas de los rincones, el calor de los focos y la reverberación de la sala habían desaparecido casi todos los nervios del primer día. Tampoco esperábamos mucho espectadores así que nos lo tomamos como un ensayo público. Gracias a ese talante y al repaso de los problemas del día anterior sonamos bien.
Efectivamente había poca gente al principio aunque también es cierto que con cuentagotas la sala se fue llenando hacia el final de la actuación. Sabemos que gustó aunque echamos de menos las risas y complicidad de otras representaciones. Claro que, tampoco es de extrañar teniendo en cuenta el calor sofocante de la sala, que no disminuía ni con los abanicos que regalamos a la entrada, ni con el moscatel que ofrecimos en el entreacto por el alma de D. Jacinto Menéndez.
En definitiva el balance fue positivo, más aún si tenemos en cuenta que los programadores de la sala ya nos están buscando hueco para septiembre. Así que, si no pudiste vernos en verano, atento al otoño, te esperamos con nuevas aventuras.
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